Yo quiero a tu beso cual perno en los eslabones de mi gargantilla,
y en un deseo de mutilantes hangares del coitó,
hallar las cisternas donde beber la muerte en tu copa de roble.
Tu cuerpo forjado al placer de mis manos,
tu piel tallada en fetiches míos,
y mi torso rasgado al doliente placer,
de morderte los labios al nervio del éxtasis,
para ir cabalgando el ascenso sobre un instinto animal a tu boca
y besarte los labios y morderte la boca.
Colorear de instantes rincones prohibidos,
entintemos con plasma y encimas el lugar de un nosotros,
para tomarnos la mano y morir caminando arrastrando el futuro.
De lenguas contorsionistas con un conjuro que hace jadear la piel,
y espectros ambiciosos de orgasmos,
y de besarte los labios y morderte la boca.
Quiero gastarme la saliva interrumpiéndote el gemido,
ver a la noche retratada en tu pupila,
al universo condensado en tu boca,
hamacarme en tus fauces
y revestirme de estrellas, de tus deseos,
y regalarte un imperio de alas a tu guarda;
faros centinelas en los capiteles del mundo,
tenderán las cobijas de auroras,
y el lecho de mar postrado abrirá tan bien sus fauces,
y en ese punto tuyo…
he de besarte los labios y he de morderte la boca.
Para los besos la alquimia…
Para el amor vuestra guarda…
Para ti, me vierto al mar,
mientras te adornas de universos,
mientras mi ruta por círculos de fuego,
brama la vida y calla encuentros,
donde besarte los labios y morderte la boca.