Como hija, fuiste como ninguna...
Entregando tu amor y cuidado atento
Estuviste ahí en los amargos momentos
Hasta ver caer sus hojas una a una
Cuando el dolor se impuso y castigó su cuerpo,
Con el valor de un guerrero, te pusiste al frente
Luchaste y luchaste hasta llegar la muerte
Arrancándolo de tus brazos, pero no de tu pecho
Las lágrimas que brotan de tus tristes ojos
Desgarran mi alma en ésta noche oscura,
Y es que para tu dolor... yo no tengo cura
Hoy llora mi alma, aunque no lo hagan mis ojos
Dios, y sólo dios, a ti podrá sostenerte...
Cuando sientas caer a un abismo profundo,
Al sentir que todo acabó, cuando partió de éste mundo,
Y que aquel que te cuidó, te abandonó a tu suerte
Estoy seguro que desde el más alto cielo
Te llegaran bendiciones hoy y a cada día,
Pues, ése padre amoroso de quien fuiste hija
Nunca te dejará sola, aunque no puedas verlo