En el gran salon de techo cristal
la señorita Aurora del Alba
con la Marquesa Fulana de Tal
hablaba sin cesar, de la última
moda y del sombrero que se
compró de Paris.
El Conde No se que Cuanto,
con el Duque Mirame no me Toquéis
diciendo no se que chistes. En el sillón
rescostado medio dormido, medio despierto,
el Marqués A mí que me Importa.
Filósofos y Teologos,
hablando del alma trascendente,
de la loca mente, y del Concilio de Nicea.
El señor Tinto Quiero y la señora Jalea Real
conversando sobre el jerez y berenjenas al escabeche.
Llegó el Artista ...
Ay! que Hermosura, Magnífico, Admirable!
es original? dijo el Conde
cuanto pide por su obra, dijo el Marqués.
Tres mil libras...dijo el Artista.
Tres mil libras? ... son suyas.
Qué obra divina!
exclamaron los personajes conocidos.
Y entonces en el lienzo,
del rostro una lagrima corrió.
luz teresa maldonado folkerts