Una llamada que revive la flama.
Unas palabras que confortan mi corazón
Si escucho de labios propios de mi amada
Le darían un poco de esperanza a mi razón.
Ayer mi jardín sonrío al escucharla,
Reverdecieron mis flores con sus pasos.
Las yemas nuevas despertaron por ella
Y vienen nuevas ramitas por sus besos.
Y sus caricias abonaron mi tierra,
Su ternura se ha mezclado en el agua
Que aspiran mi raíz serena
Y corre mi sabia con sabor de ella.
Frondosas ramas que aún te esperan,
Tengo en este tallo que erecto guardo
La visión al oriente donde duermes
Para verte llegar alzo mis ojos.
Ven que te llamo por las noches,
Ven a llenar con ese tu incienso
Este lecho que he cubierto de flores
Y se mezclen los aromas de dos amores.
Ven a desnudarme huesos y alma,
Ven acercándote suave y silenciosa,
Mis sueños ven a compartir amada
En mi morada que te espera ansiosa.
Ven a dormir y compartir mi cama,
Ven a escuchar mi canto en serenata
Que este amor inquieto que te llama
Aguarda de tu pecho y de tu mirada.
Ven a probar el fermento de este vino,
Que he dejado añejar en mil palabras.
Besos que reposan en maderos de roble
Para entregarte en ansias que arrebatan.
Ven pues que la luz de mi cielo te ofrezco,
Ven pronto ahora que mi trigal cosecho,
Acércate a compartir de la ciega del grano
Y de estas caricias que recibirás enteras.
Ven amada mía que te claman mis brazos
Quitaré tus fríos para siempre mi vida,
Acurrúcate pues en este mi costado
Y escucha mis latidos que por ti se desviven.