Y entre finas cuerdas y suaves acordes
daba a la luzen mi oido
esas notas y sus cantares
que bailaban, que bailan
como solo lo hace el más dulce sonido.
Me daba su recuerdo a cada nota,
a cada palabra incluso
más incluso todavia, a cada silencio
¡que no paren las notas, porque no he parado de amarla!
que siga la canción del nombre intruso.
Esas notas, tan triztes y tan alegres, como ella
y la letra, que hacía sentir la suavidad de sus manos
simplemente,
indudablemente, bella
solo me recuerda que no debimos amarnos.
O, tal vez, debí amarla más de lo que la amé
besarla más con los ojos que con los labios
y más allá de todo, sentirla
cuánto la amo y cuánto la amé, no sé
perdí la cuenta en más que nada y más que todo.