Les comento:
ayer las pilas me han cambiado a mi aparato
del corazón
¡qué invento y también qué bendición!
Y no es un cuento.
El médico me ha dicho que todavía tengo cuerda para rato.
Y eso a mi me hizo feliz.
No crean que un ardiz,
una excusa es para charlar un rato.
Nada más de la operación salir me he hecho un trato:
el tiempo he de apurar. Pues no hay derecho
a desperdiciar ni un solo minuto que quedarme pueda
hasta finalizar de dar vueltas en la rueda.
Y dicho y hecho:
he puesto a mi cerebro a trabajar
así como a programar un calendario de tareas.
Y ya en primer lugar
lo más urgente que he de hacer es dedicar
todos mis esfuerzos a disfrutar y amar
dejando a un lado todos mis caprichos y egoísmos
queriendo a los demás como a mi mismo
y al dios que corresponda las gracias dar
bendiciendo que aun permita que suban las mareas.
Y ya que con mi alma estoy en paz
voy a ponerme como meta el cuidado de mi cuerpo
tendré que caminar, andar y andar…
para asi poco a poco liberar
las malditas toxinas de este muermo.
Pensar que cada día, cada hora, cada instante
de lo que le queda de la vida a este rapaz
¡por belcebú! debe ser capaz
de disfrutar como si del último minuto se tratara
¡que viva esa fuente limpia y clara!
que hasta el último chorrito de agua es importante.