Me quise dormir en los laureles
Más no pude por amor…
Cabellos de oro fino
Cayendo sobre su piel,
Porcelana toda ella
Un racimo de miel.
-aquella tan bonita
No podía ser-
Me pude dormir en los laureles
Pero yo quise despertar…
Y soñar con ella
¡Suspiros de amar!
Viendo su boca roja
Tal como un clavel,
Sus manos de seda
Su cuerpo también.
-aquella tan bonita
No podía ser-
Me dormí en los laureles
Y con ella soñé,
Sus labios toqué…
Endulzando su mirada
Enamorado quedé,
Pues quise seguir soñando
Pero aquella tan bonita
No podía querer.