Perdido en la noche de mi soledad
te suplico un poco de tu sol,
un poco de amor por caridad
le falta luz a mi farol.
Enredarme, quiero, en la madeja de tu pelo,
ponerlo en mis ojos como un velo,
y, así, ciego, por tus ojos ver,
en tus brazos, todos los días el amanecer.
Sentir que libo en tu boca
tu dulce sabia que me provoca,
y después bajar al vergel
de tus dos cántaros de miel,
Y allí, mi boca posada en ellos
sentir todos los destellos
de tu apasionado amor
como un volcán en todo su esplendor.
Y después.......después que venga mi castigo
pues castigo merece mi soberbia,
pues cómo es que un mendigo
con tan solo un verso
quiera alcanzar el universo.