Déjame que cante
tu canción de cuna...
Déjame besarte
y mecerte en mis brazos.
Deja que te arrulle
hasta dormitarte
y vele tu sueño
a la luz de la luna...
Déjame tenerte
por mí, protegido;
Tú me has elegido
¡entre tanta gente!
no por ser más buena,
sino obediente,
y quiero brindarte
toda mi ternura...
Ya será tu tiempo,
mi alma lo siente
(por tu causa, un día
sentiré en el pecho
una espada hiriente).
Más, ahora puedo
cantarte entre dientes
antiguas tonadas,
mientras con mis labios
te rozo la frente...
Mi niño rosado
¡qué bello eres Tú!,
un ángel me dijo
que vienes de Dios
y aún ordenó
que para tu nombre,
te llame: Jesús.
Déjame que aún puedo
tenerte en mis brazos
y cantarte viejas
canciones de cuna...
Aún no me dejas...
aún eres mío...
y puedo arrullarte
a la luz de la luna...