En tus palabras
encuentro mi calma,
en tu conversación
mi cordura, mi razón;
tú me haces descubrir
quién soy,
la alegría de la juventud en mí,
que jamás pude sentir.
A tu lado soy un nuevo ser,
que nada tiene que ver
con el pasado, con el ayer.
Mi Quijote amado,
cabalga en tu caballo,
lucha contra los gigantes,
que no son tales,
hazme tu princesa,
joven y eterna,
como Dulcinea;
rescátame y cíñeme
en tus brazos amantes.
Qué felicidad tan bella,
sería vivir por ti hechizada,
en un palacio o en una venta.
aunque un día cruel, la venda
de los ojos se me cayera,
y de dolor enloqueciera.
Mi Quijote amado,
sé para mí un caballero
andante,
conquistando la batalla
de mi alma, para poder
todita a ti entregártela.