Ayer te vi
Te he divisado desde mi paisaje
Recostado en un arroyo, en sus arenas,
Desde allí desde mi llano
Bajo la sombra de un tala centenario
Fuente de vida de bellos pájaros
Cielo azul puro vi, desde mi alma
¡Te he contemplado, Cielo!
Con nubes blancas como ángeles
Te ame ,mi niño adoré tu rostro
Fugaz minuto junto a mí,
Bello mi hijo,
compañero de mis siestas
Lleno tu cofre de caricias nuevas e ilusiones.
Mi cielo mi paisaje
Mi sombra
fruto tierno de colores
¡Eterno momento lleno de asombro!
Mi espíritu en la siesta mía junto a mi niño
Lo llamaré querubín y compañero
Hijo del tigre mi Nahuel Sebastián
Galán ,valeroso, tierno.
Desde mi alma contuve el aire y lagrimas
Para no ahogarme en ese caudaloso Río
mares bravíos que se avecinan lentamente
E n el trajín de las corrientes y crecientes
En los remansos míos, del cercano presente y futuro.
Mi noble sombra mi raíz tierna, mi vástago y renuevo.
Aferrado a la niñez mía que no dejo en libertad
Junto a mi niño lenta espera
Abrir la puerta de esta jaula de oro de las penas
Volar a historias narradas de mi nostalgia
¿Como olvidar el sentir que. puede una caricia?
¿Como no escribir en una poesía mi magia esa tarde de otoño tierno?
despedir calor y siesta, de chicharras en la nostalgia
dejar el aroma de espinillos y flores amarillas
De los frutos del tala dulce como el silencio
Tarde bella de caricias
frondosas formas siempre verdes en mi
Vergeles junto a mi niño
Torrente de una misma sangre carmesí
zendos corazones al unísono palpitaban, temblando de vida
en acordes de las fibras del alma
Música celestial antesala de la tarde y horizonte
Historia y cuento
Huellas del camino a la luna
Al celestial destello que la vida de mi vida
Reverenció esa tarde infinita.
Darío Ernesto Muñoz Sosa