Nadie le roba nunca el amor a nadie, es cariño y constancia qiuen defiene el aroma en el aire, el loco insiste en negarse mientras el cuerdo mira indiferente, la sal se diluye libre en el arrecife y sus alicientes, como maullos constantes al crugir de la costa, cuando el sol esta en puesta y la pista es la aurora naciente, la instancia del cauce bajo el puente y el bote que salve en naufragio al que no fue prudente, sin embargo en talante el paciente es diminuto, es sangre a carne viva bajo el amuleto, instintos de acetato para el escorbuto temulento y mulatas con encanto en el tugurio tratando de convencerle, buscando más de donde no se tiene, de donde no a de darse, a pie del rastro ademanes entre los cuales al menos alguien, apostara por la más fea fachada en interes de los interiores, pensando en que cuando la casa del todo se arregle no pida nada a presentaciones, que antes y solo a vista de los alrededores, por algun momento pudieron haber parecido mejores.