Tocas madera y revientas las yagas de la madre tierra,
¿no te das cuenta que corre desnuda trepando los arboles?
Para ver si el ruido y el humo no le toquen sus hojas,
Esa maldad que mi carne provoca por ser parte,
De la fábrica inhumana trabajada por el hombre:
Esa humanidad que se trasforma en el hambre de las calles,
En la represa que retiene su sangre:
Antes sus huellas dibujamos y trazamos nuestras Artes
Y con su esfuerzo de mantener viva sus garrafales siluetas
le damos tala a su mano que sostienen nuestros males:
Derrama sangre. Y pa´ nosotros es normal:
pero pobre de ella si nos quitase la fantástica realidad,
pero pobre de ella si llegase a sacudirse las pulgas.
Nos llora cuando lagrimas de sus ojos no le quedan;
Pero pobre de ella si su piel no humecta,
Pobre de ella si de sus frutos no le damos tregua.
Se queda en pelota y el hombre viene y se la viola
Saca su genética y le damos monstruos como hijos,
La lechuga ya no es verde y el tomate ni corazón tiene.
Le regamos su pelo pa’ que venga el estilista
Y la deje a la moda con su inmueble consumista.
Le damos tiempos anormales: ella se adapta ¿Qué se cree?
La muy patua’ viene y sacude sus pulgas ¿pero que se creen?
Se enferma y le animamos una guerra,
Se deteriora y le plantamos una cerca: prohibido el paso
Propiedad privada
Se van al chancho con su muestra de sangre
Forman un montaje: que el petróleo no se acabe
Crean conciencia: que nuestro oro no se acabe
Tocas madera y la transformas en una guerra…
¿Qué se creen estas pulgas? Que son tan rateras y embusteras.