Creo que llegó el momento
De caminar despacio
Y detener el tiempo.
Son muchos años corriendo
Sin escuchar siquiera
El sonido del viento.
Cuantas risas de niños,
Cuantos cantos de pajarillos
Por las prisas me he perdido.
Es hora de abrir los sentidos
A los pequeños momentos
Que me han pasado inadvertidos.
A la lluvia bendita,
A la conversación de la vecina,
A la abuela, que con el nieto se desgañita.
Es tiempo de caminar despacio
Y reconocer las hierbas
Que me salen al paso,
De detenerme en el arroyo
Y ver como flotan
Las hojas secas del otoño.
Es tiempo de recuento,
De hacer una pausa
Para tomar aliento,
De no perder detalle
De lo que en mi entorno
Sucede a cada momento.
Me seduce el tintineo del agua
La dulce y cálida voz que declama
O el desgarro de una guitarra;
Pero más me abruma
La ternura de una madre
Cuando a su bebé amamanta
O la alegría de un niño
Al recibir el juguete
Que tanto anhelaba.
No es pausa por nostalgia
Sino para avivar la llama
De un presente que así lo reclama;
Vivir cada momento
Con la calma necesaria
Y esta reflexión sana:
¡Que nada se escape a mi mirada!
¡Que mis oídos capten el aleteo de las mariposas!
¡Y a mi piel no le falte el calor de mi amada!
Elda 6 de Febrero de 2014