Delirios de pasión
yacen esparcidos,
como cenizas al viento
que se perdieron
en el horizonte de mi quebrantos.
Mi dolor murió,
de angustias y de penas,
se quedó sin lágrimas
al escuchar claramente,
tus pérfidos versos,
asesinos de ilusiones.
Ilusión mía y nada más,
que de mi boca
ya no lo escucharás,
pues estaré dormida
en el rincón de mi silencio.
Me iré de ti,
y así nada más,
ataré mi locura
a las cadenas de mi agonía
pesadas al caminar
por aquel sendero,
donde pienso merodear
“lo bello de la luz”
Así dicen!
Así me cuentan!
Viaje largo me espera,
y todo esto
gracias a ti.
gracias por reducir en escombros
El templo que tenía para ti.