Ni siquiera tus ojos verán mi próxima lejanía
No soy la costumbre de una despedida
y ya has perdido el tiempo
para decir cuánto lo sientes
Quizá recorriendo la tienda de los libreros amigos
(Locos de belleza como siempre)
sientas en algunas pisadas mis propias huellas
Alguien tal vez encenderá como yo un cigarrillo
Luego oirás una sonrisa brotada de mis labios
y hasta una voz en verdad será la mía
No me podrás evitar ni querrás hacerlo
en tu lucha solitaria por encontrarme
Pero cuando termine mi espíritu
de ajustar sus largas cuentas en la tierra
materia de mi pequeñez seguramente
y abandone las calles frecuentes de mi asombro
verás como tu angustia también se irá
de poco valdrán tus hermosas palabras
Ya te han dicho que estoy muerto
y haz empezado a comprenderlo