El vaivén del viento las hojas roza y tiemblan ante sus caricias.
Vibra mi cuerpo de codicias que por tus brazos y labios solloza,
en las noches vestidas de sueños que dormidos amamos despiertos.
En cada penumbra, expertos sintiéndose soberanos y tan dueños
tu cuerpo de mis labios, mis besos de tu cuerpo, la sed de la cima.
-Cuando el deseo el amor escatima, los tiempos se miran confesos,
se ahogan luceros en el cielo si no brilla el goce con su manto,
la brisa hiela, cual camposanto, las alas para levantar vuelo-
Saciemos la sed del encuentro y surja el ruego de seguir durmiendo,
fulgurante amor será nuestro atuendo para abrigarnos desde adentro.