Parpadean cincuenta estrellas,
en el turbio cielo de la bruma,
titilando silenciosas,
en noche de puñalada oscura.
Nostalgia del patio antiguo
del sereno conventillo...
...ni daga ni facón...
...y en un balcón interior,
un mozo le ofrece una serenata
a una niña coqueta,
y le obsequia la blancura de una flor.
Pero ahora no es en vano
el augurio de las nubes,
que pinta la cara de la Luna,
con colores de aceituna.
Canción del tiempo pasado,
de la trenza larga y renegrida,
del malvón, del beso robado,
y de la frescura del agua florida.
Milonga de la revancha
y del dolor,
donde se mata con la boca cerrada,
con los ojos abiertos,
y para que no moleste el rencor.
Mañanitas de antaño...
y casamiento
de la mas linda del barrio,
hija de un gringo celoso,
que llegado el momento,
es muy generoso,
con el locro y el licor.
Milonga de la cuchillada
como una luz hechizada,
cuando penetra en la carne,
la cruenta puñalada.
Lejanos atardeceres
en los paseos
de la vuelta del perro,
con el arrebato de los enamorados,
y con el misterio de los ojos
de las mozas perdidos,
entre los movedizos abanicos.
La daga tiene filo y contra filo,
y tarde o temprano se la encuentra,
despues de andar los caminos,
y de caretear tantos desafios.
...Oh...nostalgia mía...
Hubo tiempo
en que no conocía
la furia de la daga...
hubo tiempo en que me besaban
los labios de Maria...
y hubo tiempo,
en que su mirada,
era la luz de mi día.
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