Nadando en una blanca noche de enero, seducido
por lo manso del mar. Su renovacion fue constante
con la luna brillando en el mar.
Despreocupado, la orilla desaparecia, la fuerza
sobrehumana por volver, despues
de haber subestimado la pasible corriente en contra.
La blanca noche se trasformo en una negra madrugada
de torrenciales diluvios amontonados,
con la fuerza de
un adios despues de haber sido facilmente seducidos,
por la blanca y dulcemente amante ocasional.
De casuales noches de luna,un pedazdito fue cediendo
y otro engolosinamiento se fue aberiendo mas espacio.
A lo que el centro de su ritmo, giro a su dulzura,
que magnetizado estara con fuerza nandando
acalmbradamente, a contracorriente con la orilla
mas lejano que en lo imaginario.