Las miradas azoradas de ingenuos
que en su mundo blanco y negro habitan
con quijada en el suelo y ceja en ceño,
amalgama de desprecio, odio y riña.
Arrogantes expresando opiniones
que no valían ni en los tiempos trogloditas
en los siglos en que el acero y el cobre
a la mente y al sentir endurecían.
Como oveja sin cabeza has dejado
de usar tu buen juicio, amor y chispa,
si objetas, tu problema has revelado
es todo tuyo, no lo haré mío ni un día.
Mi esencia no la muto por tu risa
mis valores son de oro, date cuenta,
y si no, tu humanidad desperdicias,
obvio es, pues pertenece a la... cesta.
Mi bandera es el amar, voy expresando,
en mi andar, en el camino de la vida
como tú, las mismas flores disfrutando
¡su fragancia, su color y su caricia!
Copyright© 2014 Rocío Vega-Ponce