Las aguas azules de tus cañaverales,
divino espejo donde tu rostro veo,
veo dos sombras blancas que se van
moviendo y mis ojos quedan ciegos,
por verla a ella encendida de belleza.
El árbol es alto, la casa cueva, viene el viento
y la veo volar como un ángel con alas bellas.
Es ella, la que yo amo, la que yo quiero,
la que me escucha con ternura mis consuelos.
Curame con tus alabanzas y con tus besos
que está enerva mi alma y se ahogan mis pupilas,
oh, diosa mía de mi esperanza, de mis vientos, gondolita.
Ven a mi alondra mía a mis brazos que suspiran
y lloran mis sentimientos siempre por ti mi sibilina,
que estoy en un rincón solitario y pido me des vida,
esa vida de amor puro que anida en tu cuello y mejillas.
Embalsame en tus cejas y en el lago de tus retinas
y encarcélame en mi locura con tus besos oh, mi libellita.