Poema… al poeta
Ella…surco los aires y las montañas.
Se encontró con otra raza…
Otra raza que no era la de ella.
Vio una casa y en la casa…
Vivía una solitaria alma ajena.
Vio una plaza y en la plaza
Había mil poetas.
Recorrió una playa
una playa con sus doradas arenas.
En la playa…soñaba con un poeta.
Con sus pupilas extasiadas
en las silenciosas aguas
de un mar que de ella no era…
quería descubrir los suspiros
los suspiros y risas de mil poetas
que habían escrito versos.
Buscando en esa playa desierta,
¡No encontró al trovador!
Que le robó su alma en pena,
ni en la playa y sus arenas,
ni en las holas de aquel mar que no era de ella
¡Tan solo encontró su propia pena!
No encontró al trovador…
Ni en esos ríos azules
que recorrían sus venas con el susurros de su poeta
Solo escucho… Un espirar de cuitas
alentadas por el silencio del mar
y esa bella playa desierta
que la hacia sentir pequeña.
Bajo la inmensidad de los cielos,
de otras tierras que no eran de ella.
Vio otra casa…
¡Casa, bella!
Con techos rojos bajo un cielo azul
Con portones de madera,
donde se escuchaba risas y…
estaba aquel trovador y poeta y cual jilguero cantor
acompañado de su acordeón como las que se ven en su tierra…
Cantaba su trovador
que se le había perdido entre las arenas
y al escuchar su cantar…ella se olvidó de sus penas.
Prudencia Ortiz Arenas©06.02.2014