En una tarde de otoño
a la sombra de un almendro,
paseando muy juntitos
me distes el primer beso.
Aquel momento hermoso
yo no lo puedo olvidar,
bajo aquel árbol bonito
contigo, yo comencé a soñar.
A través de las flores blanca
de aquel hermoso almendro,
abrazaste mi cuerpo con amor
y me dijiste un dulce ¡te quiero!
Mi reina y mi diosa te nombro
entre el cielo y los árboles,
deseo seguir siempre a tu lado
porque tú eres mi amante.
Mirando al horizonte
vimos la puesta de sol,
brillaban nuestras miradas
me amaste con pasión.
Rosario Ayllón
Poetisa del Amor
Miembro de Ateneo de Cádiz