Sus besos eran como ondas de una dulce melodía tocada por un harpa. La inocencia que tenia al tocar era incomparable. Fue estar en un bosque encantado quemándome por su mirada. Sus ojos brillaban; mis intenciones temblaban. Era la mitad de un día y la brisa enfriaba los sentidos. Lo idealizo; no importa. El romance con ella es antiguo; es puro. Toda la noche es de palabras y solo tengo minutos de su boca sin interrupciones, pero me gusta más su silencio. Aunque sus besos son un viaje a las estrellas. La suavidad es más increíble. Sus labios, al tocar los míos, me adormecen el alma; me hace sentir bienaventurada. Me entrega su cariño aunque apenas me conoce. Somos dos desconocidas jugando al azar con probabilidades ocultas a favor del dolor. Mis ojos están cansados de soñar con el futuro; con desear el presente. Ese verde que habita en mi iris está desvaneciendo. El brillo está muriendo. Me estoy perdiendo intentando buscarte. Estas cuando florecen las sostenidas y faltas en la clave de Sol. Esta canción se prende en fuego y término siendo humo y cenizas.