Irissiri, una niña era,
que a sus nueve años,
desde una ventana cualquiera
miraba la lluvia en los tejados.
Cada tarde, al comenzar a llover
ella la lluvia contemplaba,
y a veces hasta sin querer
sus tristes ojos lloraban.
La madre de Irissiri creía
que su hija la lluvia amaba,
porque ella no sabía
lo que la niña pensaba.
Irissiri miraba la lluvia caer
y nadie se daba cuenta,
que a ella lo que le gustaba ver,
era el final de la tormenta.
Al terminar el aguacero
sus ojos brillaban como soles
buscando en el ancho cielo
del arcoíris sus colores.
Y es que su gran encanto
eran esas franjas coloridas
que miraba largos ratos
hasta que desaparecían.
Luego corriendo se marchaba
gratamente complacida
llevando dentro del alma
esas franja coloridas.
Autor: Alejandro J. Díaz Valero
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Maracaibo Venezuela