Auquella pasajera del suburbano tren de la tarde,
que en su siesta sobre su fresca belleza adolescente,
reposaba en unos humedos labios primaverales mientras
a paso lento se movia ese tren de la siesta que en la
cual la bella durmiente de turno, que en sus esponjosos
sueños que la depositaba fuera del estatico y aburrido
paisaje urbano de comienzo del fin del tramo,
en el cual, ella le daba ese color extraordinario.
Lentamente iba despertando, saliendo de su mundo paralelo
al ver las ranas de su alrededor que admiraban de una forma
codiciosa de poca discreta.
Clava sus mieloso ojos sobre ese vidrio que la separaba del
ahora dinamico paisaje urbano con la llegada ahi al alcance.
Levantandose lo mas discreta posible, preparada, tomando el
envion necesario para hacer frente ala jaula urbana nuevamente
como hara habitualmente resiganada hasta que por algun golpe
de suerte de esos que alteran la cuadrada rutina diaria, estara
lista si alguna vez llegara dicho momento extraordinario, de esos
inoportunos visitantes que buscan su princesa para completar su
castillo.