Debí darme cuenta antes
cuando te vi por primera vez,
debí suponer que me temblarían las piernas.
La noche se hizo para los amantes
y tú tan bella
y tu mentón y tu boca
y el aire cálido entrando por la ventana.
Debí aprender de la luna
que bailando al mismo son que la tierra
nos muestra una única cara.
Debimos quitarnos las máscaras
y mirándonos a los ojos
llegar hasta esa diminuta distancia
donde los corazones se detienen
y los labios permanecen apretados.
Debí darme cuenta,
debí dejar el miedo y las razones de lado
y de una buena vez por todas
terminar nuestras cuentas pendientes.