La cucaracha que va por el borde de la taza,
se resbala y cae en el agua, y nada;
el mosquito chiquitito que pasa volando
no quiere picarla y sigue buscando,
zumbando sus alas.
El gato en el plato, con su lengua ávida,
lustra que te lustra, asusta a la rata;
la gata aúlla sobre el viejo techo,
el gato deja el plato y sale en su busca.
Caminando un trecho, desandando luego,
chupando y raspando, las moscas, el suelo,
como no hallan nada, retornan al vuelo.
Afuera en el patio, está ladrando el perro,
la cucaracha caída, braza que te braza,
no se da por vencida.
La siesta calienta el sillón de hierro
debajo del árbol...
cantan unos pájaros...
Chupo la bombilla, mientras me sorprenden
aullidos de gatos...
y escribo que te escribo ¡por pasar el rato!