RICARDO ALVAREZ

1- ENTRE DOS CIELOS - 2- LA SENDA DE LOS LABIOS

1- ENTRE DOS CIELOS

 

 

Raya dormida en mis manos,

crisálida del agua,

tu nombre es de marea y

piedra que no se lima.

 

Forjada en la mañana,

eterna enamorada,

mirada parda donde

tu saeta se clava

hasta las pestañas/

 

Tus peñas son rocas

de mi cráter,

amplia estría de lava

te derramas en las landas

de mi pecho con fuego de pétalos,

clavando dagas con

ese oteo de florines esbeltos/

 

Oceánica mirada,

fundes las entrañas

con esos espejos pulidos y

cual si no bastase

traes tiernas hebras de pelo

que incendian la noche

en todos los ámbitos/

.

Golpe de lira en tu voz/

Remolino envolvente tu mirar,

ojos dormidos en la transparencia

de los parpados/

Tus sueño flotan entre el canto del grillo y

la imagen espumosa del mar.

 

Cabello de brisa,

en su despliegue

imperas el reino de los vientos

en la mitad que ancla

entre dos azules cielos/

 

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2- LA SENDA DE LOS LABIOS

 

Cuantos atajos

tiene un beso amor

en la senda de los labios,

que oficio diario

ejercitar las manos en ademanes

que hablen un idioma primario.

 

Esta necesitada humedad

es la sed del piélago/,

Desértica planicie de seco

estepario sin líneas de palmeras

que marquen el refresco de la senda/

 

Este deambular sin zumo de

agracejos pendiendo del racimo,

es un lago reflejado de oscuro légamo

en barrera que tuerce el cruce de labios/

 

Más las acequias tienen sus charcas

nutridas del rocío en las mañanas y

sueños de avellanas  en tus puertas abiertas

que amplían el trayecto de mi lengua/

 

Soy el fruto de tus aromas y

tú la rama del ciruelo que canta en mi boca.

Cuantos caminos para despertar el criterio

de las raíces que se juntan en las piernas/

 

Con abisal siembra sube el cereal

a tu boca áurea de grito ensordecido,

llora la lluvia gotas de volcanes

que fluyen en mis cornisas amblantes/

 

Como el susurro en tu sed,

agrietado de vírgenes rosas

se colmó de rojos violáceos.

mojados hasta el espanto de la hiedra.

donde en tu viva creación

dono mis labios de manantial/.

 

Ay, amor, hallamos la senda recta

sin atajos en la huella de labios

besándonos al centro de la foresta/

 

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