A la amarillenta luz de una vela,
esta noche he mudado mis ropas,
penetrando lo frágil de la tela,
me acuchilla el invierno con sus tropas.
Antes de irme a la cama me interrumpe,
ese azul claro del cielo nocturno,
y cual viento invernal que fiero irrumpe,
llega éste pensamiento taciturno.
Si despierto en frío me he de consumir:
¿Debo irme a la cama, o debo esperar?,
Porque yo temo acostarme a dormir,
y un día al fin dejarte de soñar.
Ya la cera el fuego ha consumido,
y aquí esperandote, me he amanecido.