Un temblor invadía mi cuerpo,
Al amparo de la noche,
Fue un encuentro furtivo,
Te buscaba entre los juncos,
En la ribera del río,
Apareciste de pronto,
Tu cuerpo desnudo.
¡Qué hermoso!
¡Qué viva te sentía entre jazmines y olivos!
La luna te iluminaba,
Y era tan fuerte su embrujo,
Que creí tocar el cielo,
Cuando tu cuerpo…se fundió con el mío,
Y los dos… fueron solo uno.
Julio Casati