Mis ojos dilucidaron un sueño,
alas de luz reposando en mis manos
un aura divino flotando
entre mis dedos,
latente sentimiento atesorado.
.
Una flébil plegaria elevo,
eco de mi hondo sentir,
que la deidad cure mis heridas
y mi sangrante corazón
vuelva a latir.
soñé...
“Que con luminarias
destelladas en un manto lánguido,
las huellas de melancolías
se dispersaban en la bruma de un atardecer.
y una suerte de arcoíris desparramado
teñía el cielo gris de colores
aferrándolo al paisaje a un cromático reverdecer.\"
Hoy al abordar mis ojos,
lejos de mis sueños y cerca del alba,
pude sentir la luz, que en silueta
tomó mi mano con mucha calma.
Era mi hijo aquel divino aura,
Y mis nietos dos estrellas
que al lado de su padre refulgían,
Pintando toda las sombras,
Iluminando mí camino,
entonces comprendí la suerte que tenía,
¡tanto amor aquí a mi lado!
los abracé y sonreí con alegría.
Graciela Aguirre.