Amor, un día más para celebrarte
con velitas y pastel
como mañana y como ayer,
para y por ti brindar
con dulces vinos, chocolate,
flor, bombón y esencias embriagantes...
Celebro tus tan diversos pulsares
de pasión, fraternidad, amistad,
afinidad y mucho, mucho más...
Te siento dentro y no me sonrojo al alardear
el haberte conocido y agradezco
la maravilla de gamas de latidos
que por tí tantas veces he sentido...
Al universo a pulmón quisiera
gritar y hasta llorar, no me apena
el anunciar que tú eres lo más fabuloso
que le pudo suceder a la humanidad...
Sin ti, humanos dejaríamos de ser,
no habría motivo para respirar o para creer...
Tú, irremediable sensación,
que etiología o lugar de concepción
ninguna ciencia, erudición o alquimia
ha podido tu misterio resolver...
Eres tan increíblemente cierto y real
conmocionando cuerpo, sentido y vida,
aunque no te podamos palpar u otear...
pero, existes como el oxígeno que hoy me penetra,
flotando dentro y fuera de mis embelesadas venas...
y si me enfermas sé, cura no podré encontrar...
pero siempre, siempre la pena valdrás...
Hoy sólo quisiera regalarte un par
de sobrios, sencillos versos,
sin metáfora, redondilla o soneto,
sólo para agradecerte con alma abierta
las riquezas que me has brindado
y que aún me obsequias...
Feliz otro día más,
Amor... ¡feliz amar!