Hoy no escribiré al amor
porque mi amor
subió a una barca
mientras las saladas aguas de mis ojos
se confundían con la orilla de la playa.
Hoy sólo quiero recordar
que el amor nunca se marcha
y cuando un velero suelta amarras
y se funde con la inmensidad
el amor permanece en mi, en ti, en ellos
en los que se van pero se quedan,
en el tiempo, en el aire, en el silencio.
Y nos nutre la sangre
cuál pócima de alquimia,
cual río de recuerdos sin lamentos
cantando a su paso por nuestra rivera
y diciendo muy quedo
que el amor, el verdadero amor
viene bajando el cauce de nuestras vidas
y nos esperará en el próximo recodo.
Hoy quiero escribir, a qué..., a quién...
a cuantos..., a cuantas...
amaremos y nos amarán.