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EL SECRETO

... Y en la noche, pensar, quien fue más pecador por amor, si Tú dormida o Yo, despierto, con una lágrima igualmente de tardía corriéndome, por el rostro ...



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EL SECRETO:



Tú que has sabido oírme en momentos difíciles, mirando por la ventana al cielo, escúchame lo que debo decirte, sin pronunciar palabra alguna a pesar de saber que dolerá, pero es algo que no puedo continuar callando, llevándome a la tumba el secreto, para que el alma cuando llegue la hora ascienda al cielo, descansando en paz el cuerpo en tierra...

Tú que has sabido oírme en momentos difíciles, que hay en la vida, con las manos a veces al pecho, siéntate un momento por favor a mi lado, prestándome toda la debida atención, porque hoy vas a saber toda la verdad que esperaste de mi, pero que siempre negué, pidiendo solo comprensión, pasando por alto tus propios derechos de esposa...

Tú que has sabido oírme en momentos difíciles, con tanto amor reflejado en tus hermosos ojos, glaucos, no mereces creídamente, amada, seguir pasando inocentemente por este pecaminoso engaño que he mantenido todos estos años, ante ti, intentando tener en otros brazos ese amor, sincero y soñado que en los tuyos no logre, sintiéndome amado....

Tú que has sabido oírme en momentos difíciles, de rodillas me arrepiento por el mal que te he hecho, hundiéndome en las lágrimas que has derramado en el frio piso al escucharme decir entre otras cosas, que no eres más la mujer deseada de ayer al ocupar otra el lugar que antes tuviste fielmente abrazándote y besándote, apasionadamente a la cama...

Tú que has sabido oírme en momentos difíciles, deja fluir la continuidad de la traición que recorre tus venas, descargándola en mi rostro, porque por mi acción sé que no merezco compasión ni piedad, pero aquí ambos somos culpables aunque ante tus enrojecidos ojos verdes, digas con amargura en la voz, que soy el único culpable por tu plena desgracia...

Tú que has sabido oírme en momentos difíciles, permíteme acercarme, para besando tu frente, consolarte y con el pañuelo secar suavemente tus lágrimas, porque tu tristeza es también mi tristeza a cuesta al saber que no podremos volver nunca, por esa palabra precisa y sin espacio de tiempo que tu también me has ocultado detrás de esas lágrimas, tardías.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 08022014 12:30 AM.