Héctor Arce Cavallini

LEJANIA

 

Te escribo desde la lejanía insondable,

desde mis venas que suspiran por tu amor,

desde los más recónditos interiores

de mis sentimientos que te pertenecen.

 

He detenido mi tránsito diario

cual pájaro que emigra de norte a sur

para posarme en este verso desvelado

que escribo con tinta de mis labios soñadores.

 

Verso con palabras que también suenan a lejanía

a esa lejanía que separa mis suspiros de los tuyos,

soy barca en el mar tuyo en el que navego

náufrago a la vez de mis propios deseos.

 

Toda la culpa la tienes tu

-o será mia también?-

porque las distancias me agobian

como los caprichos al corazón.

 

Es que no soy más que un enamorado

no solo de tus labios, de tus abrazos también,

pero las flores no crecen lejos de su tallo

ni las playas abandonan la mar.

 

A mi esta lejanía me mata

-y cuanto te amo-

es que la distancia entre nosotros

ha encallado mi velero

en el arrecife de la indiferencia.

 

Quisiera que ahondaras en la magia del amor

y le hicieras la eutanasia a tu lejanía,

que me besaras, que me acogieras en tu cuerpo

como si mi piel fuera la tuya.

 

Por qué no, que tuvieras tanta necesidad de mi presencia

como mi sangre hierve al tenerte cerca,

a tu lado me convierto en invierno y en verano

y en pulpa de tu miel insaciable.

 

Acaso distantes la vida nos alarga?

no somos perennes como la hierba,

somos hijos del tiempo

y objeto de las circunstancias.

 

Tu lejanía me resta años

cuando yo quisiera sumarlos en tu presencia

mejor dame tu mano, vida mia

y caminemos juntos hasta encontrar las estrellas.