Esa mirada en la que me perdía y a la vez encontraba todas las respuestas.
Esa sonrisa que me mataba y a la vez me volvía indestructible.
Ese cabello único y sublime que me fascinaba.
Esa voz inconfundible que tan nervioso me ponía y a la vez me alegraba el volver a escuchar.
Ese aroma que me intoxicaba y a la vez me extasiaba.
Esa piel y esos labios que me enloquecían y a la vez respetaba.
Esos gestos, esas actitudes, esas palabras, esos sentimientos, esos pensamientos que tan diferente te hacían jamás volveré a apreciarlos.
Es tal lo que de ti aún llevo dentro que podría amarte hasta dos vidas seguidas, inclusive si no estás en ellas.