Anoche nuevamente me quedé esperándote;
te esperé como siempre, como todos los días,
y también, como siempre, vi que no aparecías.
Te he esperado hace mucho, pero te espero en vano,
como el sol que persigue incansable a la luna,
sin poder alcanzarla, sin esperanza alguna.
He esperado paciente y lo haría eternamente,
mas para mi desgracia el tiempo se me agota,
se me va de las manos, se me va gota a gota.
Perdón por alarmarte, no era esa mi intención,
quería que supieras que me hubiera gustado conocerte,
pero he comprendido que el amor no es cuestión de suerte.
14/02/2014