Sabe agridulce tu voz
En mi recuerdo cercano
Cuando trémula y llorosa
Con triste acento me diste
Aquel ingrato Adiós.
Estaba la tarde mustia
Pálido el sol en poniente
Y el fulgor postrer de tus ojos
Prendió de mi alma la angustia.
Cual acuarela en mi mente
En mi evocar te dibujo
Y apareces como ayer
Deliciosa y transparente.
Se fueron dulces momentos
Y el amor en ti se extinguió
Y a las puras alegrías
Han seguido los lamentos.
Tal vez en su decorrer
El destino nos depare
Encontrarnos algún día
Y cual bálsamo oloroso
Traigas alivio a mi ser.
Pues, aunque ya no me ames,
Yo sé que recordarás
Aquellos bellos momentos
Cuando a tu puerta de nuevo
El amor con fuerza llame.