Prometimos que si alguna vez el viento caprichoso
de nuestros destinos nos separaba
nos volveríamos a encontrar entre nuestras flores
en nuestros bancos de piedra
entre la tarde y la mañana.
Y aquí estoy solo entre la tarde y la noche
a punto de partir hacia otras almas
hacia otras auroras
al país de la lejanía
Cruzaré nuestros montes con el corazón herido
miraré cada tejado
cada recuerdo que esté a mi espalda.
Iré a vivir con los pobres, a ser parte del cielo
¿Podré conocer a Aquel
que no es de este mundo pero que está en él?
Regresaré pero primero olvidaré
que fui un Ícaro terrestre
y te esperaré sentado entre dos mañanas blancas
por si vienes a saludar a nuestras golondrinas
o si tu amor está de paso.
Volveremos a llorar por dentro
tal vez a bailar juntos la música de otro adiós.