Aún recuerdo los bosques de amapolas
las gladiolas de esencias perfumadas
en aquella cabaña junto al lago
de luciérnagas y lirios pincelado
en las noches que fundimos nuestras almas.
Y la luna, esfera en cielo, nos guiñaba
con sus halos de plateada devoción
la melosa melodía de tus labios
en concierto con mi cuerpo, en adagios
y destellos de allegro en posición.
El momento del adiós llegó en agobio
a otro rumbo el corazón desvió
me dejaste tu tatuaje de ternura
olvidando tu traición en la bruma,
queda el eco, el disfrute en fruición.
Sólo un beso de tus labios, yo deseo
sea el último, en primera impresión
que en saliva y vaho con fervor selle,
la memoria de lo que fue, lleves
en la sangre con suspiros de pasión.
Copyright© 2014 Rocío Vega-Ponce