Rosa de los vientos

Vienen a buscarme

 

El viento silba fuerte, yo les debo una palabra,

una lectura aunque sea ligera pero no puedo.

No es por falta de tiempo ni ganas,

es por una necesidad diferente de encanto

por el ritmo frondoso de la lluvia y la nieve.

 

Voy de viaje por un paisaje oscuro, taciturno y a veces verde.

Se mezclan las distancias y los víveres.

Nadie pregunta nada, sin embargo el ruido responde.

 

Me llaman melancolía, nostalgia y camino.

Me llaman alegría, presencia y guía.

Ésta mañana voy perdida,

el amanecer se extingue y yo busco tu mirada.

 

El viento ya no silba, canta.

No es un sonido agradable ni desafinado,

tal vez fuera del alcance de la mano

y de las intenciones de cuidado.

 

No recuerdo cuando bajé del tren,

pero dejó de ser temprano.

 

Alguien posa su mano sobre mi hombro,

yo no puedo tocarlo.

Sé quién es, le conozco bien,

pero no es mi tiempo, debo partir,

él me espera en el próximo andén.

 

Me persigue, empiezo a correr.

Tengo miedo, no quiero ceder.

¿Queda algo por hacer?

Toma mi mano, para que sepa que estás bien.