Sabrás que miro al cielo de madrugada
Cuando la gorda luna se alza
Entre su brillo y el tapete volador de nubes blancas
Que relucen entre la noche azul.
Y luego mi mirada la fijo tan alto
Que aun puedo ver las estrellas blancas y rojas
Que en versos declamo
Y al menos por un momento, ser feliz
Antes del que el sol de cuenta
Del lugar de su enamorada
y por el crepúsculo aparezca para intentar
Volverla suya.
En su cansancio por la larga noche
En vela del soplido y el murmullo de los sueños
Ya nocturno no será más
Que el recuerdo del frio penetrante.
La luna naranja y grande
Se dispone a dormir
Tras de las nublos y montañas
Del occidente lejano
Y lo único que hacer puedo
Es ver la estela del amarillo
Que le deja al claro de la oscuridad
Cuando ella dice:
“hasta que el sol no vuelva a estar”