Winda

EL ENCUENTRO

EL ENCUENTRO

 

Otra tarde nublada de frío invierno, en la que el aire soplaba fuertemente arrancando las hojas de los árboles, mi alma se inunda de una angustia infinita, no tiene paz ni sosiego y yo no encuentro calma.

 

Me salgo a caminar por un parque solitario, las aves ya no vuelan, se han refugiado en sus nidos, la brisa moja sutilmente mi rostro, el ambiente se ha tornado gris y el frío intenso cala hasta los huesos.

 

Absorta deambulaba por el sendero incierto, cuando de pronto mis ojos observaron en una banca sentada a una mujer que se encuentra muy triste y sollozando sosteniendo un ramo de rosas en sus manos.

 

Su cara denota una profunda tristeza, sus ojos están anegados en llanto, y yo a su lado me acerqué y le dije, ¿que tiene buena mujer?, ¿puede decirme que pasa?, ¿porqué se encuentra llorando?, ¿puedo yo en algo ayudarla?, ¡cuénteme lo que le agobia!.

 

Ella sin alzar la vista y con el rostro cabizbajo, me dijo, nadie me puede ayudar a que mi corazón cansado deje de sentir por fín, este mal que a mi me aqueja.

 

Ni yo me puedo explicar el motivo que me causa esta enorme tristeza, pero siento que este daño no es solo cuestión de amores, es la terrible soledad que me causa una honda pena y que me está martirizando.

 

Yo, no supe que decirle y solo me quedé observando, y me sentí conmovida al ver que de sus tristes ojos el llanto seguía brotando.

 

Le dije, yo la comprendo, se muy bién lo que se sufre cuando llevamos por dentro el dolor y no podemos arrancarlo de momento.

 

Con una pena infinita yo me alejé de su lado y continué con mi andar, pero al irme alejando volví la mirada atrás para observar nuevamente a esa pobre mujer que lloraba desconsoladamente.

 

Pero tal fué mi sorpresa al comprobar de pronto, que la banca se encontraba completamente vacía y solo el ramo de rosas sobre ella yacía.

 

Entonces me cercioré que la charla que sostuve no fué con mujer alguna, fué con mi yo interior que se encuentra agobiado, porque no he podido hallar tan solo un rayo de luz que ilumine mi camino, porque siento que me faltan ilusiones y motivos para continuar luchando.

 

Y así sin poder parar, yo continué caminando por los rumbos solitarios muy triste y acongojada, al sentir que siempre a mí, la soledad me acompaña.

 

Pero dentro de mi nostalgia yo me siento satisfecha y no puedo lamentar que me invada la tristeza, porque al fin me he dado cuenta que en esta intensa charla, yo me he podido encontrar, con el interior de mi alma.

 

 Winda