Al morir esta tarde
estoy viajando hacia el sol
cada vez más amarillo de tus ojos.
El viento disipa el calor de tu recuerdo
tu recuerdo
que es un astro agonizando
entre un cielo de plata
y un monte azulado por la distancia.
A mi espalda quedó la noche sin sueños
de una alborada incierta.
Parece que estuviera más cerca del sol
ahora él es más grande, más rojo
como era el rubor de tu cuerpo.
¡El sol ha muerto¡ No pude alcanzarle
y con su muerte ha nacido en mí tu olvido.