Las noches de verano son exquisitas
cuando las pasamos en la playa
los paseos nocturnos tomados de la mano
con todo el mundo de testigo ,
el cielo , las estrellas , que aligeran
su recorrido en el firmamento
solamente para acariciar en su viaje
observándonos como nos besamos
frente al mar ,
mientras éste deseoso del sentir ,
nos envía delicadas olas
que bañan nuestros pies
absorviendo esa energía fértil
que enriquese su existir ,
así junto al mar ,
al murmullo del oleaje ,
al palpitar de nuestros corazones ,
viajamos en el mirar que profundizan
nuestras emociones ,
logrando encontrar nuestras intimidades
que en una pausa que se alarga
en el pasar de la luna ,
para darle la mano al sol
y éste sonriente de amor ,
nos despierta con su cálido llegar .