El porno combate la tristeza y
me aleja de ansiarte
de esperarte
de rumiarte con cada noche
que no vuelves
El porno combate mis memorias y
me ahuyenta de
los miedos intrínsecos
a mi fracaso
de las cosas intrínsecas
a tu olvido
El porno combate la amargura y
la soledad biendelineada
so-le-dad
que parece compañía en mis manos
que se siente comfort
sin las tuyas
El porno combate tus caderas y
tus labios rojos salvajes
como de animal violento imperecedero
perimetral cuerpo que no escapa
que no fallece
entre mis fantasias
El porno combate la locura y
la debida esquizofrenia
de cuando acaba una aventura
el colapso emocional
la pornografica desventura
de aventurarme a quemar tus llegas
El porno combate la cordura y
esa postura moralmente aceptada
—lo de aceptar que nunca más volverás―
y así reemplazarte con otras carnes
otro nombre
otro corazón nunca tan tibio
como el tuyo