La dulce comunión era tan fuerte que cuando él se alejó, a su tercer paso yo morí de muerte cercana.
Con los ojos entrecerrados, vencida por el sueño, veo rostros lejanos, objetos de amor que parten.
Es momento de encontrar contención, sería justo que mi soledad tuviera compañía.
Mi sombra me ruega un vuelo, pero estoy muy terrenal: me abatí por mi escenario y ahora estoy destruida.
Frente a mis ojos el dolor acribilla mi alma de tal forma que está muriendo perforada, y yo no logro salvarla.
Las lágrimas inundan el cuarto, es hora de nadar en el dolor para exorcizarlo.