Por adentro recuerdo, me dejaste vos
Y limaste unos bordes que tenía entonces
Te llevaste algunas cosas, casi ni supimos
Eran pocas, eran simples, pero eran mías
Campearon los soles tantas nieblas clandestinas
Y refugiaron los daños de las tormentas nuestras
Para que vos dijeras al camino, que eras la suerte
En la noche de los ojos abiertos, ambos fuimos
A veces, confundimos los límites del sendero
Pero juro que fuimos, clandestinos al principio
Con el miedo a la seguridad pagana, al sí de cielos
Con el pulso enarbolado en el candelero eterno
A veces animamos el corazón, rompimos los tientos
Y hoy podemos, de a ratos correr por las laderas
Ausencias de otros abrazos, comprendimos
Iniciado el vuelo, lo hacemos consecuentes
Sin nostalgia, sin melancolía
Caravana de hojas nuevas renovadas en este tiempo
Disponiendo almas en cada rincón de nuestras ganas