Te espero en los puertos de mi piel
me pulverizo en sus texturas más finas
la amante se desploma
y el deseo es sucumbir
en su ensueño
desde el palpito
hasta la cuadra de su morda
los abismos cobran vida
enigmatizando nuestras miradas
viciosas y muertas
los serenos días disimulan
de la fraterna sospecha
de mi nueva nostalgia pirata
que duerme sobre el frío
y se enreda en los cuadros fisurados
del bosque y su eco
de la vecina y los suicidas de tu nombre
y esta imagen es mi chantaje
desde los tormentos
su cuerpo me disuelve
en las centellas de su cielo.